No hay cosa más desagradecida que las tareas de casa. Te esmeras en limpiar la cocina o el polvo de los libros,...qué sé yo...cualquier cosa y a los 3 días, da lo mismo el esfuerzo, el mimo o la intensidad que hayas puesto en ello. Allí está otra vez, como antes; y vuelta a empezar. O eso o vivir en el caos, que es otra opción. ¡Qué trabajo tan poco gratificante aquel que se ve solo cuando no está hecho, y que pasa inadvertido si lo está!
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