Muchas páginas se han escrito sobre las leyes, cómo se
cumplen o no, quién y por qué se hacen, a quién benefician y qué oportunidad
tienen.
A lo largo del tiempo se van modificando y, salvo la Declaración de los Derechos del
Hombre, que no se cumple en la mayor parte del planeta, la mayoría de ellas,
sospechosamente, favorecen generalmente a los poderosos.
Y otras muchas, simplemente, no se cumplen. Porque o
son coercitivas o no sirven de nada. El lenguaje popular, sabio a veces, nos
recuerda que "hecha la ley, hecha la trampa".
Ahora bien, que, con todo el descaro, se diga en una
televisión pública que "cambiaremos la ley del tabaco,
evidentemente",(¡faltaría más!), para favorecer la instalación de Eurovegas
en España, así, con todo el descaro y desparpajo de quien piensa que tiene
siempre la razón porque le ampara el poder...
Resulta
escandaloso y servil.