viernes, 28 de octubre de 2011

Noviembre

No me gustan las celebraciones impuestas. El día de la madre, el día del padre, el día de...Parece que si no entras en la corriente que arrastra a todos, eres un bicho raro. Además, si no haces o recibes un regalito, ¡ay!, te queda un remusguillo ahí dando guerra. Si lo haces, te sientes idiota por haber picado en el reclamo comercial; y si no, también te sientes incómodo pensando en si la persona que esperaba algo, se va a sentir decepcionada.

Tampoco me gusta el día de Todos los Santos. Los cementerios, que ya suelen ser bastante feos en general, sobre todo en las ciudades grandes, parecen una romería, una competición.

Voy todas las semanas al cementerio, o como mucho cada dos semanas, pero ese día, no. Renuevo las plantas, limpio, lloro y me desahogo. Hay cipreses, un olivo y gorriones en los huecos de la pared. Es un cementerio pequeño, de pueblo, en un paisaje en calma, con un campo de girasoles al lado. Me gusta pensar que algo queda allí de quien tanto quiero.


viernes, 21 de octubre de 2011

Otoño

Es tiempo de recogerse en casa. La semana que viene nos cambian el horario de verano y recuperamos un poco el ajuste con la luz solar. Los días son ya sensiblemente más cortos. Se nota sobre todo por las tardes; y por las mañanas, en el color de la luz: más blanca, menos intensa, más oblicua, menos cálida.

Es tiempo de recogerse en casa. Es cierto, pero para los que la tenemos. Es nuestro refugio: un café, un libro en nuestro rincón favorito, una comida caliente...

También empieza el tiempo de mayor penuria para la gente sin hogar. Con el calor, parece que los necesitados desaparecen. Ahora todo empieza a cambiar en la rueda de cada año.

El frío es mayor para los pobres.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El ascensor social

Todos mimamos en demasía a nuestros hijos, aunque la sabiduría popular recomiende que lo que menos agradecen los hijos son los mimos. El capricho, la permisividad no los prepara para las adversidades  que, inevitablemente, tendrán que afrontar en sus vidas.

Lo mismo vale para la enseñanza. El llamado “buenismo” , la palmada en la espalda, el “pobrecito, bastante tiene con lo que tiene en su casa”…y tantas otras cosas al uso hoy son “pan para hoy y hambre para mañana”. Solucionan, quizá, el problema inmediato, el aprobado de ese curso, pero están condenando al que recibe ese favor a que se quede donde está, a que no funcione el ascensor social que, gracias al esfuerzo de los estudios y, en muchos casos solo por ese camino, funciona, y que los podría sacar de la precariedad o la marginación.

Es bastante decepcionante ver cómo han cambiado  las cosas. Hace algunos años, la escuela pública sí conseguía la mejora de las condiciones sociales de sus alumnos y la siguiente generación tenía mejores expectativas que la anterior. Cosa que hoy no sucede.  Es cierto que el porcentaje de  estudiantes era menor y que, además, estaba casi siempre motivado por la familia que entendía claramente que el ascensor social dependía de la formación que pudieran alcanzar sus hijos.

En estos momentos, la situación está al límite. Precisamente los más débiles social y académicamente son los que necesitan con mayor apremio la formación, como única vía de salir de la posible exclusión. En mi opinión, y los datos lo demuestran, los alumnos que al final salen adelante se lo deben a la dedicación, el rigor y la exigencia y no a los regalos del buenismo.




lunes, 17 de octubre de 2011

Pequeños placeres

Estás sola en casa, porque quieres. No hablo de la soledad impuesta,  irremediable, porque te faltan familia o amigos, sino la buscada. Quieres un ratito para ti sola: tumbarte en el sofá sin hacer nada, casi con la mente en blanco, aprovechar para arreglarte con toda la calma del mundo, mirar cada poro de tu cara o de tu cuerpo con el espejo de aumento, arrancar el casi invisible pelo que sale donde no toca, lavarte el pelo con total lentitud, leer el capítulo que te falta o el periódico que te quedó atrasado...Te prometes a ti misma que vas a hacer esto al menos cada dos semanas..o una vez al mes...

Luego, es como cuando vas al gimnasio. Al salir, estás tan a gusto contigo misma, aunque molida, que te aseguras que lo vas a repetir todas las semanas, pero la vida de cada día te acucia...Y pasa otro mes sin volver.

 Parecido a cuando eras joven y te quedabas sola en casa de tus padres. De repente,  te parecía  que eras independiente y tenías la vida resuelta. Solo un espejismo. Breve, pero placentero, como la soledad buscada.


viernes, 14 de octubre de 2011

Nostalgia

Cuando la pena cae sobre mí...
miro hacia atrás
y busco entre mis recuerdos...

( de una canción de Luz Casal )

jueves, 13 de octubre de 2011

Carpe diem

Cuando Garcilaso nos dice en su soneto XXIII: "coged de vuestra alegre primavera /el dulce fruto...", nos incita a disfrutar de la juventud como algo finito, pasajero y que, por tanto, hay que aprovechar. Sin embargo, el concepto neoplatónico, idealizado, en que aparece esta idea, "carpe diem", no responde al mismo concepto que con ese lema, repetido como un mantra, vemos hoy incluso dar nombre a alguna discoteca. El "carpe diem" actual es igual a vive a tope, haz de todo, saca provecho, usar y tirar, rápido, rápido...,frente al sentido renacentista en que el provecho no es sinónimo de beneficio utilitario o egoísta, sino de provechoso para ti, en el sentido de que cada día que pasa no lo dejes escapar sin que haya sido fructífero. No es exactamente lo mismo. El paso del tiempo, sí: inexorable.

martes, 11 de octubre de 2011

Conocer y reconocer

Cuando oímos una música, leemos un libro o vemos un cuadro, una escultura, un edificio o una persona por primera vez, nos puede gustar, emocionar, estimular el deseo de saber más acerca de ello o dejarnos indiferentes.

¡Qué distinta sensación cuando reconocemos algo que previamente habíamos gustado! El placer estético del reconocimiento es, a veces, mayor que el del conocimiento porque, además, nos hace partícipes de un grupo de iniciados. Como esos guiños de algún autor en su texto al que incorpora alguna frase cuyo origen sólo algunos captan y que está ahí, precisamente, para eso. Es una comunicación diferente con el lector. O cuando reconocemos una música o un olor que activa nuestra memoria con una intensidad que ningún otro sentido puede igualar.

El deseo de conocer aguijona la vida y el de reconocer nos ancla en las experiencias vividas.

lunes, 10 de octubre de 2011

Arte

El arte tiene el poder de conmovernos. La creación de cualquier obra de arte casi siempre responde a una hipersensibilidad del artista respecto al entorno. El artista es, en general, una persona "herida" que tiene verdadera necesidad de expresarse, de comunicarse de algún modo con los demás a través de lo que mejor sabe hacer. Es egoísta y altruista a la vez. No puede dejar de hacer lo que hace, es el motor de su vida, y a la vez tiene la generosidad de compartirlo con los demás. Hay narcisismo y desamparo. El cariño nunca sobra.

sábado, 8 de octubre de 2011

El Filandón

En  las montañas de mi tierra, cuando todavía no había televisión, claro, cuentan los abuelos del lugar que existía el Filandón. En el Filandón,  además de hilar las abuelas ( de ahí el nombre), jugar los niños, festejar los jóvenes, comer lo que ofrecían los dueños de la casa  que por turno oficiaba de anfitriona, las diversas generaciones se reunían, y  alguno de los presentes empezaba a contar alguna historia, que se unía con otra  y con otra y con otra.



La cuidada de mi madre

Madre de mi corazón

Piensa que estoy en la cama

Y estoy en el Filandón



Y así pasaban las veladas del invierno, que solía ser largo y frío. Y en  torno a ese contar giraba toda la vida de los pueblos.




jueves, 6 de octubre de 2011

Contingencia

Hace calor aún. La mayoría se queja. También en julio, cuando el calor no acababa de llegar. Nuestro interior se remueve cuando aparece algo diferente. Y nos ponemos nerviosos.

 El cambio de estaciones, como las cosas de que nos rodeamos nos dan seguridad. Todo está en su sitio y es lo que toca. Llenamos nuestras casas de cosas absolutamente prescindibles; solo algunas significan algo que dejó huella. A nuestro alrededor todo está pensado para no dejarnos en soledad.

Nos agarramos a la costumbre y a las cosas para evitar el vértigo de la nada.

martes, 4 de octubre de 2011

Lengua

Todos nos equivocamos al hablar en el lenguaje cotidiano, precisamente porque es espontáneo. Y tiene su encanto cuando no es excesivo o demasiado vulgar. Otra cosa es ver balbucear, pararse, no saber hilar dos frases seguidas, como vemos a menudo en televisión, en las conexiones con hechos de actualidad. Y lo que ya es del todo inapropiado es que los locutores de los telediarios, que están leyendo y, por tanto, ahí ya no hay nada de espontáneo, digan cosas como... " los edificios se contoneaban con el temblor" o ..." a pocos metros de profundidad sobre la superficie terrestre", por poner un ejemplo reciente. Un poco más de rigor se echa de menos.

No sé cuáles son los requisitos para entrar en una televisión como presentador, reportero o enviado especial. Es posible que las pruebas, si las hay, sean escritas, como casi todos los exámenes en España.

Qué gusto da, en cambio, cuando escuchas ( la confusión entre oír y escuchar galopa ) a los pocos que se nota que cuidan lo que dicen. También ahí se nota el amor y la dedicación a su trabajo.

 En las conexiones con América central o del Sur, a veces, me sorprendo y me admiro de lo bien que hablan los campesinos y con qué precisión.

Salta a la vista que faltan pruebas orales y correctores.

lunes, 3 de octubre de 2011

Rutina

No hay cosa más desagradecida que las tareas de casa. Te esmeras en limpiar la cocina o el polvo de los libros,...qué sé yo...cualquier cosa y a los 3 días, da lo mismo el esfuerzo, el mimo o la intensidad que hayas puesto en ello. Allí está otra vez,  como antes; y vuelta a empezar. O eso o vivir en el caos, que es otra opción. ¡Qué trabajo tan poco gratificante aquel que se ve solo cuando no está hecho, y que pasa inadvertido si lo está!

domingo, 2 de octubre de 2011

Contemplación

El mar está en calma. La luz ya no es la misma, más oblicua ahora. A mediodía, el sol templa cuerpo y mente y por la noche y por la mañana, el airecillo pincha un poco en los brazos. El agua acoge, agradable todavía, y al sumergirme se borra todo. Quedan los ecos de las risas locas, de las canciones con guitarra, de las preocupaciones, de las prisas.
 ¡ Qué vida tan rara!