martes, 4 de octubre de 2011

Lengua

Todos nos equivocamos al hablar en el lenguaje cotidiano, precisamente porque es espontáneo. Y tiene su encanto cuando no es excesivo o demasiado vulgar. Otra cosa es ver balbucear, pararse, no saber hilar dos frases seguidas, como vemos a menudo en televisión, en las conexiones con hechos de actualidad. Y lo que ya es del todo inapropiado es que los locutores de los telediarios, que están leyendo y, por tanto, ahí ya no hay nada de espontáneo, digan cosas como... " los edificios se contoneaban con el temblor" o ..." a pocos metros de profundidad sobre la superficie terrestre", por poner un ejemplo reciente. Un poco más de rigor se echa de menos.

No sé cuáles son los requisitos para entrar en una televisión como presentador, reportero o enviado especial. Es posible que las pruebas, si las hay, sean escritas, como casi todos los exámenes en España.

Qué gusto da, en cambio, cuando escuchas ( la confusión entre oír y escuchar galopa ) a los pocos que se nota que cuidan lo que dicen. También ahí se nota el amor y la dedicación a su trabajo.

 En las conexiones con América central o del Sur, a veces, me sorprendo y me admiro de lo bien que hablan los campesinos y con qué precisión.

Salta a la vista que faltan pruebas orales y correctores.

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