Días placenteros y de clima
benévolo. Casi 20º a mediodía al lado del Bodensee.
Viñedos espléndidos en la ladera de
Birnau: impresionante iglesia barroca con su precioso niño mielero. Pueblos
cuidadísimos a lo largo del lago con flores siempre en los balcones y ni una
mota de polvo o desperdicios en sus calles. La conciencia cívica de lo común es
grande.
Más adentro, Rottweil y su Torre
Negra de donde salen las comparsas de Carnaval. Y su iglesia principal, casi
una catedral, con la Virgen que espantó a los invasores con su mirada, según cuentan, y el delicado
relieve del caballero que entrega su anillo a la dama.
Otoño aún casi imperceptible.
Algunos árboles empiezan a amarillear. Pocos, ocres y rojizos.
La Selva Negra, majestuosa.
Deliciosas sus tartas que muestran con orgullo en Glatt.
Amigos.