viernes, 10 de octubre de 2014

Alemania


Días placenteros y de clima benévolo. Casi 20º a mediodía al lado del Bodensee.

Viñedos espléndidos en la ladera de Birnau: impresionante iglesia barroca con su precioso niño mielero. Pueblos cuidadísimos a lo largo del lago con flores siempre en los balcones y ni una mota de polvo o desperdicios en sus calles. La conciencia cívica de lo común es grande.

Más adentro, Rottweil y su Torre Negra de donde salen las comparsas de Carnaval. Y su iglesia principal, casi una catedral, con la Virgen que espantó a los invasores con  su mirada, según cuentan, y el delicado relieve del caballero que entrega su anillo a la dama.

Otoño aún casi imperceptible. Algunos árboles empiezan a amarillear. Pocos, ocres y rojizos.

La Selva Negra, majestuosa. Deliciosas sus tartas que muestran con orgullo en Glatt.

Amigos.

 

miércoles, 8 de octubre de 2014

La vuelta



Verano raro que no acababa de llegar y ahora no se va. Como si todo se hubiera retrasado. También en todo parece que vamos retrasándonos.
La corrupción, cada vez más creciente e inaguantable. Urge reeducar en la conciencia de lo público como propio.
El nacionalismo, cada vez más agobiante, trata de tapar su inoperancia en la gestión pública envolviéndose en historias románticas de corte místico.
Los islamistas radicales: la oscura Edad Media frente al siglo XXI. Desgarrador.
Y las farmacéuticas vuelven a ser sospechosas de actuar sólo por intereses financieros.
Vuelve Quevedo:
“Miré los muros de la patria mía…”