sábado, 8 de octubre de 2011

El Filandón

En  las montañas de mi tierra, cuando todavía no había televisión, claro, cuentan los abuelos del lugar que existía el Filandón. En el Filandón,  además de hilar las abuelas ( de ahí el nombre), jugar los niños, festejar los jóvenes, comer lo que ofrecían los dueños de la casa  que por turno oficiaba de anfitriona, las diversas generaciones se reunían, y  alguno de los presentes empezaba a contar alguna historia, que se unía con otra  y con otra y con otra.



La cuidada de mi madre

Madre de mi corazón

Piensa que estoy en la cama

Y estoy en el Filandón



Y así pasaban las veladas del invierno, que solía ser largo y frío. Y en  torno a ese contar giraba toda la vida de los pueblos.




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