jueves, 7 de diciembre de 2017

Miradas

Salgo a media mañana de casa y me cruzo en el portal con un repartidor, un niño casi, delgado, de mirada triste y huidiza, sin ilusión , opaca.

Qué contraste con otras miradas de chicos de su edad con los que también me cruzo después. Parecen esperar todo de la vida, inocencia de juventud, optimismo.

No puedo dejar de pensar en lo injusto de las cosas, cómo dependemos tanto de circunstancias ajenas: dónde nacemos, en qué tipo de familia, con qué recursos. Todo eso tan fortuito que nos va a condicionar tanto, sin embargo.

Esa mirada resignada, sin esperanza me duele.