martes, 5 de junio de 2012

Sicilia


Vuelvo de conocer Sicilia. Casi nada coincide con una idea preconcebida de tierra reseca por su proximidad a África.

 Me impresiona lo trabajada que está la tierra, ni un palmo sin cultivar: olivos, viñedos, cítricos o cereales. Y las flores que revientan de luz y color: buganvillas, adelfas, retama...Desbordante. Y el color del mar: el Tirreno, el Jónico, el Mediterráneo, los tres bellísimos, pero diferentes.

Segesta, Érice, Siracusa, Cefalú, Taormina, Noto...¡cuánta historia, cuánta belleza!

Y la mezcla de sus gentes que se refleja en su fisonomía:  normandos y púnicos, como el Pantocrator de Cefalú.

El paréntesis viajero es bueno para el cuerpo y para el espíritu.

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