Verano raro que no acababa de
llegar y ahora no se va. Como si todo se hubiera retrasado. También en todo
parece que vamos retrasándonos.
La corrupción, cada vez más
creciente e inaguantable. Urge reeducar en la conciencia de lo público como
propio.
El nacionalismo, cada vez más
agobiante, trata de tapar su inoperancia en la gestión pública envolviéndose en
historias románticas de corte místico.
Los islamistas radicales: la
oscura Edad Media frente al siglo XXI. Desgarrador.
Y las farmacéuticas vuelven a ser
sospechosas de actuar sólo por intereses financieros.
Vuelve Quevedo:
“Miré los muros de la patria mía…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario