Hace tiempo escribía sobre Europa
. La empezaba a ver como un gran museo del mundo; un museo medio muerto;
apariencia de vida; pasado y poco presente.
Hoy, después de las elecciones al
Parlamento europeo, lo que observo me pone en alerta, me sobrecoge, me devuelve
a un pasado estudiado y catastrófico. Europa habla y habla , riza el rizo hasta
lo imposible, pero toma pocas decisiones: tarde, mal y nunca. Y sobre todo,
volvemos a lo peor: el espíritu de campanario, la xenofobia, la soberbia, el
chauvinismo. Florecen los nacionalismos, siempre excluyentes, por todas partes.
Y eso es lo que ha llevado siempre a Europa al desastre.
Qué diferentes los EEUU. Puedes
ser de un estado o de otro, pero por encima de todo eres americano. Qué sana
envidia.
Aquí sólo puedes ser de un sitio, pobre de ti
si dices que no te importa demasiado el origen, o se te ocurre hablar de lo común.
Aquí, " lo mío , mío", y lo tuyo , si puede ser, de los dos.
Ojalá me equivoque, pero Europa va
al desastre y puede que haya muchos intereses económicos favoreciendo el
camino.
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