domingo, 18 de mayo de 2014

Astenia

Los días se suceden. La primavera está en todo su esplendor. Ya hay amapolas rojas que bordean los caminos. La retama, loca, agitada por el viento, de un color amarillo joven y las primeras pacas dejadas en los campos. Las cañas rebrotan con fuerza, como los tiestos que despiertan del invierno. Todo invita a la alegría, a la resurrección.
Sin embargo, también como en una rueda, esta vez maldita, las noticias abominables se suceden sin parar. Siguen las guerras del Líbano y de Ucrania. Cada vez hay más refugiados. En África, las mujeres como moneda de cambio del fanatismo, de nuevo.
Y de nuevo, todos mirando para otro lado. La mirada del desgraciado, del pobre, de la miseria nos molesta, nos recuerda nuestra propia impotencia y nos da en la cara como una bofetada seca.
Dormir anestesia.

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