domingo, 30 de marzo de 2014

El Caballero de Olmedo


Partimos de la base de que todo lector tiene derecho a interpretar un libro como mejor le plazca; y mucho más, un director de teatro.

Acabo de asistir a la representación,  en el Teatre Lliure de Barcelona, de El Caballero de Olmedo y he sentido cierta decepción porque no he visto a Lope de Vega por casi ningún sitio. Es verdad que lo andaluz- las palmas, las cajas, el cante- dan mucho juego en el escenario porque son de una gran belleza plástica y sensorial, pero ¿ qué hace un "gracioso" castellano hablando con acento andaluz? El bobo de las comedias de Lope es simple, bruto, seco a veces. ¿ Por qué acudir al tópico?

El negro presagio de la tragedia que le espera al caballero, cantado como un quejido, de nuevo andaluz...qué distinto de la polifonía de la canción popular con la que comienza la obra y que prometía otra cosa.

Es como si igualas una procesión sevillana y una castellana. Las dos son procesiones, sí, pero qué distinto espíritu las preside.

 

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