Queridas compañeras, queridas amigas:
Otra vez aquí, juntas, en el León de nuestra niñez y de nuestras querencias.
Y no es poco, aunque parezca una reunión más. El hecho de volver a hacerlo es un triunfo. Cada día que pasa, en la que empieza a ser ya nuestra larga vida, es un regalo. Porque es un regalo poder compartir( cum panem) nuestras penas y alegrías, volver a sentirnos niñas llenas de ilusión y esperanza.
Lo profesional ya lo hemos cumplido y ahora nos queda lo personal: ser mejores personas, servir de consuelo, vivir cada momento como si fuera el último, ser muy conscientes de ello.
Decía Quevedo en un poema lleno de pesimismo , en su vejez:
" y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte".
Nosotras, con nuestros encuentros y nuestra ilusión , desafiamos ese triste pensamiento y nos emplazamos a recordar momentos gratos de nuestra existencia.
Aspiramos únicamente a que nuestra huella sea de bondad. Nos sumamos al poeta León Felipe diciendo:
" pasar por todo una vez
ligero, siempre ligero
que no hagan callo las cosas
ni en alma ni en el cuerpo"
Amigas, aún nos quedan muchas cosa por decir y hacer.
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