sábado, 18 de agosto de 2012

Ferragosto

Las hileras de manzanos en espaldera; están casi listos para ser recogidos.
Resplandecen las frutas al atardecer en la llanura del Ampurdán. Los pocos árboles que aún quedan al borde de la carretera brillan, plateados, sus hojas ondulantes, irreales, como arrancadas de un cuadro de Corot.
En los campos, la cosecha redonda y amarilla de las pacas, como abandonadas por un pintor de paisajes. Y las gaviotas que aprovechan lo que ha quedado en la tierra alejándose del mar.
Una suave marinada refresca la bahía en este día de agosto.  

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