lunes, 19 de noviembre de 2012

El cartero



Arrastra su carrito amarillo. El cartero de mi barrio es un hombre entrañable: menudo, vivaracho, con poco pelo y piel muy blanca, un aparatito en su oreja para oír mejor y unas gafitas redondas; y siempre una palabra o una sonrisa amable. Mira y conoce a quien saluda.
Pocas cartas llevan ahora los carteros porque apenas se escriben en papel. Recuerdo las enormes carteras de cuero que llevaban hace años, repletas, colgando del hombro. El cartero se esperaba siempre con cierta impaciencia, con esperanza y, a veces, con temor también.
Por eso, al verlo, me trae a la memoria aquellos otros carteros antiguos, aquellos que en Navidad se pasaban por las casas con su tarjetita, “el cartero le desea Felices Pascuas”, para recibir el pequeño aguinaldo. Ya sabíamos cómo eran los sueldos y en Navidad el corazón se afloja…
No sé si este oficio durará ya mucho; pero mientras, el cartero de mi barrio es capaz, seguramente sin saberlo, de alegrar las mañanas.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Política

El Sr. Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña, ha dicho hoy en Bruselas, ante unas 150 personas, que espera que Europa no le decepcione, que no le “abandone”. O sea, busca la solidaridad de franceses, italianos, alemanes…pero él no hace lo mismo con el resto de los españoles a quienes quiere dar la espalda.
Eso tiene un nombre y es muy feo.

jueves, 1 de noviembre de 2012

León


La primera vez que vi Barcelona desde la atalaya del Mirablau me pareció una ciudad inacabada, sin terminar. Mis ojos estaban acostumbrados a los tejados rojos y buscaban "el final" de las casas que no encontraba por ninguna parte. Me faltaba algo.

Cada vez que vuelvo a León observo los tejados que coronan sus casas, rojos de tejas o de pizarra algunos.

Los árboles, sobre todo los chopos, están ya amarillos, dorados, ocres, rojizos. El otoño avanza aquí más deprisa.

La Catedral, esplendorosa; la torre del Gallo de San Isidoro, reluciente; Botines, la calle Ancha, San Marcos...

¡Los castaños de Indias de mi infancia, en el parque de San Francisco! ¡Qué jardín norteño tan hermoso!

Palabras, paisajes, olores y sabores que vuelven y me llenan de nostalgia de tiempos pasados.