martes, 20 de marzo de 2012

1812

Celebraciones arriba y abajo en esta casi primavera. Bombo  y más bombo a costa de la primera Constitución española, más adelantada en algunos aspectos que otras de su tiempo. Efímera, porque el rey la abolió rápidamente y volvió el absolutismo.
La memoria, selectiva, nos hace olvidar que no tenían derecho a voto ni los negros, ni los criollos, ni los que no tuvieran un empleo u oficio conocido, ni las mujeres…todos en el mismo saco de los “inútiles”…aunque sí tenían derecho al voto los analfabetos.
Pues bien, en todos estos días de loas y contemplación, todavía no he oído a nadie hacer referencia a que hace sólo doscientos años, las mujeres no contábamos para nada, al menos para señalar que, al fin, y por supuesto todavía no todo lo deseable, las cosas algo han cambiado para mejor.
 Ni una palabra, ni un recuerdo, ni un lamento.  

martes, 13 de marzo de 2012

Retorno

Viene un viento suave de primavera.
Las palomas  zurean en los árboles en parejas y los almendros ya están en flor.
El aire huele de otra manera y los brotes pujan con fuerza por despuntar.
Los gorriones se acercan revoloteando, picoteando las migajas, vulnerables sólo en apariencia, alegres.
El sol de mediodía ya calienta; se filtra por la piel y acaricia los huesos esponjando el cuerpo del invierno. Todo invita a callejear, a la despreocupación, al eterno retorno del comienzo de la vida.
La rueda gira y gira…

miércoles, 7 de marzo de 2012

Respeto

Leo en la prensa una noticia que me llena de indignación: un imán de un pueblo catalán, Tarrasa, explica en sus sermones cómo pegar a las mujeres sin dejar huellas y critica las libertades de que gozamos las mujeres europeas, permitiéndose el "lujo" de considerarlas nocivas. Con el trabajo que ha costado a las mujeres llegar a determinadas conquistas sociales, a pesar de que todavía sigue existiendo "el techo de cristal" en la empresa privada, que alguien se permita el lujo de querer seguir mandando sobre las mujeres de manera tan tiránica  aquí y ahora no es en modo alguno admisible. No cabe tibieza de ninguna clase y lo justo sería que a ese señor, por llamarlo educadamente, le pusiesen inmediatamente en la frontera. Sencillamente, ese comportamiento no se puede tolerar.